Recientemente se presentó un escenario
inusual en el Basurero de la capital del Alto Apure, Guasdualito, donde se
encontraban viviendo, entre moscas, olores desagradables, un grupo de indígenas
del sector La Soledad de la parroquia Urdaneta.
Al conocer sobre la situación, personal del
Instituto de Atención Indígena del Alto Apure INAIDAA se trasladó al basurero,
corroborando la información; caminando entre diversos objetos desechados,
llegaron a las improvisadas viviendas de los indígenas.
En la primera casa, luego de observar con
calma –desde afuera-, se divisó a la primera niña, y luego de una inspección
visual minuciosa se vieron otros niños escondidos todos junto a su joven madre;
al caminar un poco se encontraban dos ranchitos, uno habitado por una pareja de
muchachos junto a un niño, y en la otra por el mayor de los indígenas.
Al reunir a los indígenas, los
representantes de INAIDAA les explicaron que no podían vivir allí, en principio
porque estaban en condiciones infrahumanas, con las menores condiciones
higiénicas y donde habían niños muy pequeños y mujeres embarazadas.
Luego de una serie de recomendaciones y
charlas se logró que las indígenas accedieran a ser llevadas nuevamente a su
comunidad en La Soledad, donde es importante decir que día a día reciben sus
comidas, poseen sus hogares, además de contar con espacios para realizar
trabajos agrícolas recibiendo sus gratificaciones respectivas.
Ya en el terminal de Guasdualito fueron
recibidos por Carlos Araque presidente de INAIDAA y por el Concejal Indígena
Municipal Norberto, encargados del traslado de dos muchachas, un niño y tres
niñas hasta la parroquia Urdaneta, regresándolos a sus espacios, y
garantizándoles sobre todo el retorno a un ambiente libre de infecciones y de
desperdicios.
(Texto: Lcda. Sheymar Salas / Fotos: Edwin
Ereu).
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